viernes, 2 de junio de 2017

Mark Zuckeberg, el millennial (opinión)

Por Freddy Ortiz Regis


Hoy, por fin, me he dado tiempo para leer por completo el discurso de Mark Zuckerberg en Harvard, con ocasión de su graduación. El titular dice: “El discurso de Zuckerberg en Harvard es lo más lúcido que vas a leer este año”. ¿Será cierto eso? ¿No estaremos acaso sobredimensionándolo? Comparto mis apreciaciones críticas acerca de lo que me pareció su discurso, a riesgo de aparecer desubicado, discordante y hasta soberbio (¿quién es éste para criticar a M.Z.?).

Lo primero que ensombreció mi ánimo al comenzar a leer los primeros párrafos de su discurso, fue constatar un desdén por la casa de estudios que le estaba otorgando, precisamente, su grado académico: Harvard. Esta universidad no solo cuenta con un gran prestigio académico sino también con una gran historia. De sus aulas han salido académicos, científicos, expresidentes de EE.UU., políticos, escritores, actores, y hombres de negocios de talla mundial. A través de expresiones como que conocer a su esposa –Priscilla- fue lo mejor que le puede agradecer a esta institución, o, que para sus padres sigue siendo su mayor logro haber sido aceptado en Harvard, suenan bastante desdeñosas y hasta vejatorias con la universidad que le acogió.

Uno de los defectos que exhiben las personas que han desarrollado una concepción hipertrofiada de su autoestima es considerarse el punto de partida de todo lo que existe. Algo así como que la historia se divide en antes y después de ellos. Esto se percibe en el discurso de M.Z., a través del uso de una expresión que se puede leer constantemente: “Somos millennials”. La definición más simple de los millennials es ser la generación de personas nacidas entre los años 1980 y el 2000; otra definición, es la que los concibe como la generación que está formada por todos aquellos jóvenes que llegaron a su vida adulta con el cambio de siglo, es decir en el año 2000. ¿Qué decir ante esto? ¿Se puede sostener que la época del nacimiento es una impronta para definir a una persona o a una generación? ¿Qué caracteriza a estos millennials? Dicen que son personas descontentas y escépticas, solidarias, altamente tecnificadas, etc., etc. Pero yo creo que este tipo de personas se ha encontrado en todas las épocas, y es precisamente, por ellas que la humanidad ha podido dar enormes saltos cualitativos a lo largo de la historia. Así, millennials han sido Espartaco, Jesucristo, Simón Bolívar, Gandhi, Lutero, Nelson Mandela, Giordano Bruno, Juana de Arco, Einstein, Servet, Leonardo Da Vinci, María Curie, Farnsworth, Harvey Milk, y tantos miles de hombres y mujeres que han ofrendado sus vidas por desarrollar sus ideas de cambio y progreso en medio de terrible oposición y hasta persecución y martirio (no como ahora, en que muchos prejuicios se han derrumbado y se han facilitado las cosas). Así, pues, que no es la época en que se viene el mundo sino el espíritu que se va gestando en cada uno de nosotros lo que nos hace ser conformes o rebeldes con la generación en la que nos tocó nacer. La vida en este planeta no se ha manifestado en compartimientos estancos, sino que es una continuidad, en la que una época ha condicionado y germinado las semillas cuyos frutos habrían de cosecharse en la siguiente, en una dialéctica continuidad de saltos y retrocesos.

Esto determina, pues, que entre otras virtudes, caracterice a un líder de talla mundial de nuestro tiempo, el agradecimiento y el reconocimiento a todos los prohombres y promujeres que con sus vidas sembraron las semillas del mundo libre y altamente tecnificado que ahora nos ha tocado vivir. La capacidad conectiva de Facebook (que es su producto bandera) no sería posible sin el desarrollo logrado por la tecnología informática, y no veo ningún reconocimiento de M.Z. a todos los visionarios que –antes de él- lograron el sustrato tecnológico para que él pueda desarrollar y hacerse rico con Facebook. Esta vocación ingrata es, pues, la constante en el discurso de M.Z., con excepción de lo que tímida y contradictoriamente expresa en la parte final de su presentación, cuando hace referencia a una oración -Mi Shebeirach- que entona cada vez que afronta un reto.

Otra contradicción en que cae M.Z. en su discurso es promoverse como un innovador y, al mismo tiempo, apelar a la vieja estrategia de los políticos tradicionales y de ministros religiosos fanatizados que no les importa mentir o distorsionar los hechos si con ello logran enriquecer sus discursos y cautivar al auditorio. Digo esto, porque no me puedo imaginar a JFK preguntando a una persona que lleva una escoba: “¿Qué hace?”. Actuar de esta forma es una ofensa a la inteligencia del auditorio y una manera deshonesta de tratar de convencer a la gente, amén de ser un indicio revelador de la personalidad del disertante.

Y antes de pasar a destacar los méritos de su discurso (porque toda crítica debe ser constructiva y no solo enfocarse en los aspectos negativos) quiero detenerme en la forma cómo presenta su producto bandera: Facebook. Hay una parte del discurso de M.Z. en que dice: “Facebook no fue mi primera creación. También hice juegos, clientes de chat, herramientas educativas y reproductores de música. No estoy solo.” Creo que esta expresión tiene como mensaje subliminal morigerar los efectos de la película Red Social (2010) que desnudó los entretelones de cómo se operó el surgimiento de Facebook y presentó a M.Z. “como un hombre despiadado y un nerd apasionado de la tecnología, que fundó Facebook con el fin de aumentar sus posibilidades de éxito con las chicas y lograr ascenso social mediante el acceso a instituciones élite de Estados Unidos”. (Tomado de https://goo.gl/9OOXXd) Y, ¿qué es Facebook?, ¿cuál es su contribución a un mundo mejor?, ¿cómo está impactando en las vidas de millones de personas que diariamente se conectan a él? Habría que cuestionarse: ¿Facebook es una herramienta para hacer más felices a las personas? ¿Hay estudios científicos sobre qué porcentaje del uso de Facebook está orientado al ocio, a matar el aburrimiento y la soledad, a crear conflictos interpersonales y a hacer más hipócritas a las personas? No creo que no los haya; y si los hay, ¿por qué no se divulgan? O ¿acaso es Facebook el mundo de fantasía al que una parte de la humanidad está ingresando para evadir el mundo real, mientras otra parte del mundo (la mayoría) aún vive presa en las tinieblas de la ignorancia, el fanatismo, el oscurantismo religioso y las dictaduras políticas? Personalmente, considero que Facebook es solo una herramienta que es usada según el tipo y la calidad de la personalidad de quien ingresa a ella. Como un cuchillo, que en las manos de un asesino es una herramienta para quitar la vida; pero en las manos de un cirujano, es una herramienta para prologar la vida. Entonces, el enfoque no está en Facebook sino en la calidad de las personas (hablamos de millones de personas) que están haciendo uso de esta poderosa herramienta de interconexión. Y es aquí, en este último punto, que destaco las mejores expresiones de M.Z. en su discurso de Harvard, las mismas que tienen una meta común: hacer de los seres humanos personas más responsables y felices. Veamos:
  • “(…) Somos parte de algo más grande que nosotros mismos, de que somos necesarios, de que tenemos algo mejor por delante por lo que merece la pena esforzarse. De ahí surge la auténtica felicidad”.
  • “Las ideas no nacen ya formadas. Sólo crecen mientras trabajas en ellas. Simplemente, hay que empezarlas. Si hubiese tenido que entender todo sobre cómo conectar a la gente antes de empezar, jamás habría creado Facebook”.
  • “Os juro que si dedicáis una hora o dos a la semana es todo lo que hace falta para echarle una mano a alguien, para ayudarle a alcanzar su potencial”.
  • “Todos podemos sacar tiempo para ayudar a alguien. Para darle la libertad de encontrar su propósito. No sólo porque es lo correcto, sino porque cuanta más gente pueda convertir sus sueños en algo grande, mejor será para todos”.
  • “Esta es la lucha de nuestro tiempo. Las fuerzas de la libertad, de la apertura y la comunidad global contra las fuerzas del autoritarismo, el aislacionismo y el nacionalismo. Las fuerzas a favor del flujo de conocimiento, el comercio y la inmigración contra aquellas que quieren frenarlos”.
  • “Que la fuente de tu fuerza, la que bendijo a los que vinieron antes de ti, nos ayude a encontrar el valor para que nuestras vidas se conviertan en bendiciones”.


Creo que si de verdad M.Z. cree en ellas, entonces su producto bandera, tendrá un sentido y un valor de alcance universal.


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