Por Freddy Ortiz Regis
Hoy me levanté con el corazón
lleno de alegría. Había tenido un encuentro que aguardaba desde hace mucho.
Desde que murió mi madre, son pocas las veces que la he vuelto a ver. La última
vez ocurrió cuando me encontraba al borde de la muerte y ella se me apareció
distante, casi inaccesible, con el rostro endurecido por no sé qué sentimiento.
Pero anoche, cuando caminaba
por el pasaje de San Augustín, y volteé por Bolívar en dirección a la calle
Orbegoso, me encontré con mi madre casi unos metros después de haber pasado la
juguería que lleva el mismo nombre del pasaje. Mis ojos se iluminaron al verla.
Ella estaba muy anciana, pero sus facciones estaban intactas, irradiando su
alegría de siempre. Vestía de blanco plateado, como una novia anciana que se va
al altar. Caminaba sola, hablando sola.
Me paré enfrente de ella y la
saludé: ¡Mamá! -le dije.
Ella se detuvo, y con la misma
inerte mirada con la que me miró cuando llegué de Europa y me le aparecí sin
avisarle que iba a retornar, exclamó:
- ¡¿Freddy?¡
- ¡Sí mamá, yo soy! -le
respondí. Y sin demorar un segundo más, la estreché entre mis brazos llenando
sus mejillas de encendidos besos.
Anoche me fui a la cama
padeciendo esa dispepsia que de cuando en cuando me asalta y me envinagra la
vida. En la madrugada, el frío, despertó esa alergia bronquial que no me
abandona desde niño. Me levanté y, siguiendo el consejo de un familiar, calenté
un vaso con agua, que bebí acompañado de un antihistamínico. Luego volví a la
cama, y Dios me aguardaba este encuentro con mi madre.
El sueño con ella continuó.
Caminamos juntos, de retorno, por la calle Orbegoso y cruzamos la Plaza de
Armas, caminando luego por Diego de Almagro hasta llegar al jirón Zepita, a la
casa de la cual la vimos partir. Entramos a la casa y ésta tenía el mismo
aspecto del apartamento en el que ahora vivo con mi familia. Ella me sirvió
algo y le pregunté qué sabía de mi hermano Lucho.
- Lucho vive conmigo, hijito
-me respondió con completa naturalidad.
- ¿Lucho está aquí, mamá? -le
pregunté asombrado.
- Sí, hijo, Lucho está en el
tercer piso.
De pronto vi bajar a mi hermano
Lucho por las escaleras, y corrí hacia él, y luego nos abrazamos los tres en
una comunión de perpetua felicidad...
"Mira lo que son los
sueños", es el pensamiento que he tenido en mi mente a lo largo de este
hermoso día. El día anterior habíamos
planeado ir de paseo. No sabíamos a dónde, pero íbamos a salir a pasear César,
mis adorados Juan Andrés y Dulce María, y yo. Hacía buen tiempo que no salíamos
a pasear; pero habíamos decido hacer de este domingo un día de paseo. Sin
embargo, en la madrugada, temí que el ansiado paseo no se iba a realizar, pues
sospechaba que no iba a amanecer bien.
Sin embargo, amanecí con el
cuerpo y el espíritu profundamente bendecidos. El encuentro con mi madre me
devolvió esa lozanía que te da las fuerzas para emprender las acciones más
nobles y las travesías más exóticas.
Después de desayunar, nos
reunimos en el centro de Trujillo. De ahí tomamos el bus que nos conduce a
Salaverry, el primer puerto del departamento de La Libertad. Pensábamos llegar
primero a la Plaza de Armas del distrito y ahí intentar visitar, si la
Capitanía lo permitía, el muelle del puerto. Pero hubo cambio de planes. No
visitábamos Salaverry desde hacía mucho tiempo, y los niños se prendaron de un
parque de juegos que no habíamos visto nunca antes en este hermoso distrito.
Los pormenores de esta visita
están documentados en el video que a continuación se presenta.
Y mientras los niños y César
jugaban y se divertían, yo iba, al tiempo que filmaba esos hermosos momentos de
su felicidad, pensando en el rol que tienen los sueños en nuestras vidas.
Y he llegado a la conclusión
que no debería llamárseles "sueños" porque -contrariando la definición de la RAE (1)- éstos no son
fantasías ni sucesos irreales sino experiencias objetivas que ocurren en
nuestra conciencia y que influyen, de manera poderosa, en el devenir de nuestra
existencia.
En efecto, si tenemos en cuenta
la esperanza de vida actual y siguiendo lo aconsejable, que es dormir unas 8
horas diarias, eso implica que nos pasamos durmiendo de 20 a 25 años. Es decir,
la tercera parte de nuestras vidas. Por lo tanto, no es justo decir que la
tercera parte de nuestra vida, la vivimos en un mundo de fantasía. La fantasía
no ocupa un tiempo ni un lugar en el espacio ni tampoco puede crear la
realidad. El tiempo que pasamos durmiendo tiene el mismo valor que el que
pasamos en vigilia. Si no tuviéramos este tiempo, nuestro cerebro, nuestra
conciencia, no podría hacer nada. Durante el tiempo en que dormimos, el cerebro
entra en una fase de establecer -en miles de millones de interconexiones- las
condiciones para que podamos enfrentar el día de vigilia con el bagaje de
sentimientos, recuerdos, sensaciones, desafíos y proyecciones para salir
victoriosos en la lucha por la existencia.
Prívese del sueño a alguien, y
se le privará de vivir. Un estudio de 2001 en el Instituto Médico de Chicago
sugirió que la privación del sueño puede estar relacionada con enfermedades
graves, tales como enfermedades del corazón y enfermedades mentales incluyendo
psicosis y desorden bipolar. (2) La conexión entre la privación del sueño y la
psicosis fue luego documentada en 2007 a través de un estudio de la Escuela de
Medicina de Harvard y la Universidad de California en Berkeley. El estudio
reveló, usando exploraciones MRI, que la privación del sueño causa que el
cerebro llegue a ser incapaz de poner un evento emocional en la perspectiva
apropiada e incapaz de dar una respuesta controlada y proporcionada al evento.
(3)
Finalmente, para quienes
creemos en Dios por la fe, el sueño es la oportunidad que él tiene para
hacernos llegar sus ondas celestiales; y para quienes no tienen esta fe, el
sueño es el tiempo en que la naturaleza de nuestros cuerpos se renueva en el
infinito ciclo de la muerte y el renacimiento.
Anoche abracé y besé a mi
madre, y ahora, me siento completamente restablecido física y espiritualmente.
No fue una fantasía; fue un hecho real de mi mundo sueño-vigilia.
--------------------------------------
(1) 3. m. Acto de representarse en la fantasía de
alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes. 4. m. Sucesos o imágenes que se
representan en la fantasía de alguien mientras duerme. 5. m. Cosa que carece de
realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad
de realizarse.
(2) "Effects of Sleep
Deprivation". http://www.easynight.org/
(3) Yoo, Seung-Schik; Gujar,
Ninad; Hu, Peter; Jolesz, Ferenc; Walker, Matthew (2007).
Crédito de la fotografía:
Dreamy sunset de Simon Downham (https://goo.gl/wB14xQ).
No hay comentarios:
Publicar un comentario