viernes, 30 de diciembre de 2011

¡Adiós 2011! ¡Bienvenido 2012!

Por Freddy Ortiz Regis


Adiós año 2011. Gracias por las alegrías, tristezas, desafíos y esperanzas que has producido en mi vida a lo largo de tus 365 días. A través de ellos me hecho más viejo y más sabio. Quiero pedir perdón a Dios y también a todos a quienes haya ofendido en alguna manera, pues andamos por la vida siempre produciendo estragos; pero también quiero agradecer a todas las personas que fueron instrumentos de Dios para hacerme llegar sus bendiciones. 


En el 2011, partieron a la eternidad familiares y amigos. Gracias a sus vidas aprendí muchas cosas, sobre todo acerca de lo fugaz de nuestra existencia, y de la necesidad de andar siempre con las maletas listas para emprender el viaje que nos llevará al encuentro con la Verdad.


En el 2011, aprendí cosas valiosas de la vida, unas por mi cuenta, y otras por la intervención de Dios, disciplinándome a fuerza de dolor y muchas lágrimas. Por eso mi anhelo para este 2012 es que no me falte su gracia para consolidar nuevas actitudes y aprendizajes aprehendidos al costo de un gran sacrificio.


En el 2011, conocí a nuevas personas, recuperé a viejos amigos y, también, perdí a algunos de ellos. Todo esto no hizo sino acrisolar en mí el valor de la amistad y el precio de conservarla. 


En el 2011, Dios me regaló la alegría y la responsabilidad de poner bajo mi techo al hijo de mi hijo; con esta conmovedora muestra de confianza pude comprender que la existencia es una carrera de postas, donde el custodio puede llegar a tener la forma del alma inocente de un niño que se abre a la vida. 


En el 2011, descubrí muchas cosas nuevas y puse en marcha el desmontaje de un sistema de creencias, hábitos y valores que me impedían avanzar firme en la senda de mi autorrealización.


¡Gran año el 2011! Mientras me rodean las voces de la inminencia del fin, para mí ha sido el año de un nuevo comienzo; un año en el que se ha consolidado mi fe en Cristo no sólo a través de una renovada confianza en su amor y verdad sino también por medio de milagrosas experiencias de la vida diaria.


¡Bienvenido 2012! No sé qué es lo que me depara este nuevo año, pero sí estoy seguro que será uno de nuevas realizaciones. Tal vez mi partida sea parte de estas realizaciones, pues cuando se aprende a vivir uno está ya preparado para morir.


¡Feliz 2012 hermanos, pasajeros en el viaje por la vida!